Traducción médica: los artículos de investigación (papers)

La semana pasada hablamos de las distintas formas de traducción médica y hoy quiero traeros una de las especialidades a las que me dedico desde hace años: la traducción de artículos académicos (papers).

El objetivo de esta entrada es cartografiar muy rápidamente la vida de los artículos de investigación y ofrecer un pequeño análisis sobre las normas lingüísticas y el protocolo que rigen los artículos de investigación.

La traducción de artículos académicos está ligada a la investigación y se desarrolla en todos los departamentos de todas las universidades españolas y en hospitales universitarios. En el ámbito de la traducción médico-sanitaria podemos encontrarnos investigación en todas las especialidades médicas (p. ej., neurología, cardiología, medicina interna, etc.), además de en enfermería, fisioterapia y odontología, tres ramas del saber que generalmente se aúnan bajo la «Facultad de Ciencias de la Salud».

Muchos de los profesionales de estas ramas del saber combinan su práctica profesional en hospitales con la docencia universitaria y la investigación y es común encontrar incluso a traductores en plantilla en los hospitales que asesoren y colaboren en la publicación de las investigaciones en forma de artículos de investigación que se publican en revistas académicas (journals).

Desde el punto de vista textual estos artículos de investigación en ciencias de la salud tienen una estructura fijada por la comunidad científica internacional para facilitar la homogeneidad y, por tanto, la redacción y la lectura, de los textos. Además, utilizan el mismo estilo de citación, estilo Vancouver, y las investigaciones siguen el mismo proceso: se envían a las revistas con una carta de presentación (cover letter) resumiendo la investigación. La revista procede a revisar el artículo a través de una revisión ciega por pares (peer review), aunque puede publicar el artículo sin revisar en versión «borrador» (preprint). La revisión por pares es uno de los procesos más duros y consiste en que dos especialistas de la especialidad sobre la que versa el artículo lo valoren y acepten o rechacen su publicación. En la mayoría de los casos, la aceptación se hace con revisiones (minor revisions) e implica darle una vuelta más a distintos aspectos del artículo, desde su planteamiento hasta el propio lenguaje. En el caso de ser rechazado, siempre es útil revisar los motivos del rechazo y, si consideramos que las críticas son válidas y constructivas, retocar el artículo para enviarlo a otra revista.

Este tipo de textos son uno de los pilares del avance científico y representan meses e incluso años de investigación, esfuerzo y colaboración de equipos de profesionales de distintas universidades, hospitales e incluso países. En este sentido, la traducción de artículos de investigación comparte el perfil íntimo del texto con la traducción literaria y unos autores muy ligados a sus textos. 

Al tratarse de una traducción tan especializada lo más recomendable es tener experiencia en la lectura e incluso en la redacción de artículos de investigación propios, aunque pertenezcan a otras especialidades. Además, es imprescindible dominar la forma y el protocolo para la presentación de las investigaciones médico-sanitarias pues el proceso de publicación existe un código textual y de conducta muy claro.

Todos estos motivos hacen de la traducción de artículos de investigación un proceso largo y complejo que requiere gran atención al detalle y conocimientos muy específicos sobre la forma textual y los protocolos del ámbito académico-investigador. Se trata de una de las formas de traducción médica más gratificantes porque nos permiten leer los últimos avances científicos y contribuir a su publicación en la comunidad científica.

Sin embargo, lo que hace especial a esta traducción también puede ser un problema potencial. Al tratarse de innovación, podemos encontrarnos con algunos grandes problemas lingüísticos:

  1. Vocabulario poco asentado/neologismos.
  2. Escasos antecedentes a la hora de documentarnos.
  3. Aparato estadístico.
  4. Falta de formación en redacción y estilo en las facultades de Ciencias de la Salud. A pesar de que el 99 % de los/las investigadores/as publica, solo el 5 % ha recibido formación en redacción (Lindsay 2011).
  5. Altísimo nivel de especialización del equipo investigador y su propia jerga. Estos/as profesionales llevan años e incluso décadas dedicados a investigar y trabajar en temas muy específicos. Para hacerle justicia a su textos es recomendable documentarse mucho y bien y, si hay dudas y nuestra relación con el equipo nos lo permite, consultarlas con ellos/as. En mi experiencia este último recurso siempre es el más correcto porque, no importa nuestro nivel de documentación, el equipo sabrá más sobre el tema.

Además, la propia naturaleza del texto, en tanto que presentación de años de trabajo e innovación científica, nos exige una práctica profesional impecable desde el punto de vista ético y muchas veces es recomendable tener disponible un acuerdo de confidencialidad que nos ayude a establecer y recordar nuestros deberes legales y éticos.

Por tanto, la traducción de artículos de investigación o científicos es una especialidad más en la traducción médica y se le aplican los mismos principios que vimos en la entrada anterior sobre especialización. En este caso tenemos un género textual con una estructura y unas normas de estilo y redacción establecidas internacionalmente incrustado en un ecosistema propio: la investigación académica.

Algunos consejos de redacción (y traducción):

La voz pasiva: (complemento + voz pasiva [to be + participio pasado] + [by + sujeto paciente]). Ej. The paper was published in NEJM [by Dr. Carter]. Este tipo de voz es muy común en el inglés médico porque permite centrar la atención en el primer elemento que aparece en la oración, el complemento, junto con la acción y despersonalizar la acción totalmente al eliminar el sujeto que en este caso, es paciente y aparece en el ejemplo entre corchetes. Se trata de una construcción típica del inglés (¡nuestro alumnado de EBAU lo sabe bien!), aunque no es común en español. Es recomendable evitarla todo lo posible. En su lugar, podemos:

  1. Utilizar la pasiva refleja: El artículo se publicó en NEJM.
  2. Convertirla en activa (no siempre es posible ni recomendado): La Dra. Carter publicó el artículo en NEJM.
  3. En algunos casos también es posible convertirla en activa introduciendo un sujeto de primera persona del plural (nosotros). P. ej., The paper was published in NEJM -> Publicamos el artículo en el NEJM.

Eliminando el gerundio (con intención): Otra de las características de la redacción de textos médico-sanitarios en inglés es el uso del gerundio, uso que, además, está afectando a otras lenguas. En español el gerundio se utiliza para expresar simultaneidad. P. ej., El perro siguió durmiendo mientras yo leía. En este ejemplo hay dos acciones que ocurren al mismo tiempo: el perro duerme y yo leo.

Sin embargo, en inglés tiene otros usos. Uno de los más destacados es para expresar acciones posteriores. P. ej., Dr. Levy accepted the award, leaving the ceremony minutes later. La traducción «El Dr. Levy aceptó el premio, *dejando la ceremonia unos minutos después» es incorrecta, ya que el doctor Levy no aceptó el premio y abandonó la ceremonia al mismo tiempo. Una propuesta de traducción sería: «El Dr. Levy aceptó el premio y abandonó la ceremonia unos minutos después», en la que el gerundio se sustituye por por el futuro.

Existen distintas estrategias de traducción dependiendo del contexto. Aquí tenéis una lectura gratuita en Panace@.

Uso de modales: Los verbos modales son uno de los temas más que trae de cabeza al alumnado de bachillerato. Estas partículas típicas del inglés afectan al verbo principal de la oración y le dan más o menos posibilidades de ocurrir.

Cuando explicamos su uso en clase solemos proponer la siguiente escalada (de más a menos probable):
will/must/have to/shall/ought to (*) > can > should > could> may > might.

Los modales son imprescindibles en el inglés médico-sanitario, ya que, por motivos discursivos e ideológicos, se niegan a utilizar afirmaciones categóricas, como hacemos en español, y en su lugar utilizan estas partículas para afianzar la constante evolución del conocimiento científico y lo provisional que todo, hasta lo publicado en artículos, puede llegar a ser.

Por tanto, por motivos estilísticos es importante no trasladar los modales al español en la gran mayoría de los casos. Pero me gustaría detenerme en el uso de can/could como verbos de posibilidad, pero también de habilidad. Por ejemplo, en The patient could speak, se describe la capacidad del paciente de hablar y la traducción «el paciente habla» no refleja totalmente la capacidad (y su posterior pérdida) del habla. Por tanto, cuidado con los usos y, como siempre, ojo al contexto.

(*) Existen diferencias a tener en cuenta dentro de esta primera categoría de obligación. Por ejemplo, la obligación para hacer algo con must es una obligación interna e incluso moral o ética (p. ej., I must tell them the truth//Debo/tengo que contarles la verdad), pero la obligación con have to es una obligación externa (p. ej., I have to do 5 loads of laundry today// Tengo que poner 5 lavadoras hoy). Shall es una forma típicamente británica con connotaciones extremadamente formales, aunque no necesariamente académicas, y que apenas se escucha en contextos cotidianos.

Estos consejos sirven tanto para la traducción como para la redacción de artículos y son tan solo unas pinceladas de los códigos lingüísticos y los protocolos textuales que rigen la redacción y publicación de artículos de investigación.

La próxima semana: partes de un artículo académico y cómo enfrentarnos a cada una de ellas.